El apoyo explícito de la modelo a Milei desató una ola de críticas sobre su trabajo, reviviendo la polémica de si ejerce la prostitución y provocando su tajante respuesta a los haters.

La reciente declaración de apoyo de la modelo e influencer Sasha Ferro al presidente Javier Milei, que incluyó la frase «Amo Argentina y amo que Milei sea el presidente», no solo generó un intercambio viral con el mandatario («DOME SASHA….!!!»), sino que reabrió una intensa y delicada polémica sobre su actividad laboral.

El respaldo público a La Libertad Avanza sirvió de disparador para que una avalancha de usuarios en redes sociales cuestionaran la fuente de sus ingresos y si su trabajo se vincula con servicios de acompañante o prostitución.

Frente al aluvión de críticas que apuntaban a la polémica sobre el trabajo de escort o prostitución que ejercería, la modelo libertaria optó por una respuesta que, lejos de calmar las aguas, echó más leña al fuego del debate. «Trabajo con las redes, laburen así les va bien como a mí», disparó la influencer a sus detractores, sugiriendo que su éxito económico proviene de su gestión en plataformas digitales.

Este cruce pone en evidencia el profundo choque cultural y moral que atraviesa la política argentina, donde el apoyo a una figura como Milei por parte de personalidades mediáticas desata un escrutinio inmediato y, en este caso, se enfoca en acusaciones sensibles y no probadas sobre la vida privada y la fuente de ingresos de la figura pública. La polémica no solo es política, sino que toca fibras sensibles sobre el juicio de valor social en la era de las redes.

El intercambio viral se produce en un momento clave para el Gobierno. Mientras el Presidente evalúa impulsar una reforma constitucional para extender el mandato presidencial a 6 años, y continúa el debate en el Congreso sobre su paquete de reformas, el fenómeno Sasha Ferro demuestra la estrategia oficialista de utilizar las interacciones digitales directas para consolidar el apoyo de su base, incluso a costa de encender controversias delicadas. Su mensaje inicial, con el corazón púrpura y el león que simbolizan el movimiento libertario, se ha transformado en un símbolo del debate entre la libertad económica individual y el juicio social.